El crecimiento económico repuntó durante 2021 en las Américas, pero no fue suficiente para revertir la recesión económica de 2020, en la que el desempleo, la disminución de ingresos y el aumento de la pobreza y la desigualdad habían alcanzado niveles sin precedentes. Esta información se desprende del informe global 2021/22: La situación de los derechos humanos en el mundo, realizado por Amnistía Internacional.
Argentina, Brasil, Guatemala, Haití, Nicaragua y Venezuela atravesaron una situación especialmente grave. En junio, el 40,6% de la población argentina vivía en la pobreza. En Brasil, el 56% de la población padecía inseguridad alimentaria. En Haití, casi la mitad de la población necesitaba ayuda alimentaria. En Venezuela, el 94,5% de la población vivía en situación de pobreza de ingresos y, el 76,6%, en condiciones de pobreza extrema.
La desigualdad y la discriminación seguían prevaleciendo en toda la región. Según la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe (CEPAL), la tasa media de desempleo de las mujeres era del 12,7% en la región, frente al 9,7% en el caso de los hombres.
Muchos gobiernos no protegieron los derechos económicos, sociales y culturales de quienes estaban en situación más vulnerable, y algunos incluso los menoscabaron aún más. Por ejemplo, en Paraguay aumentaron los desalojos forzosos, especialmente en las comunidades rurales e indígenas, sin que hubiera recursos judiciales efectivos ni se ofrecieran alternativas de reasentamiento. Según la campaña Cero Desalojos, más de 23.500 familias brasileñas fueron desalojadas de sus hogares durante la pandemia, entre marzo de 2020 y octubre de 2021. En Estados Unidos, la Corte Suprema anuló las iniciativas para prorrogar una moratoria federal de los desalojos.
En Venezuela hubo más de 3.000 protestas en la primera mitad del año debido a que el sistema de distribución de alimentos no satisfacía las necesidades nutricionales, y el acceso a la atención médica, al agua potable, a los alimentos y al combustible seguía deteriorándose.