En Latinoamérica y El Caribe, la contribución del trabajo de cuidados no remunerados representa entre el 15,7% y el 24,2% del PIB regional. Las mujeres son quienes contribuyen con el 75% de este valor. Los datos se desprenden del informe Los cuidados en Latinoamérica y El Caribe: entre las crisis y las redes comunitarias, producido por OXFAM y Ecofeminita.

Desde la pandemia, las mujeres de la región dedican en promedio una hora más al trabajo de cuidados no remunerado pasando de 7 a 8 horas diarias. Para los hombres ese tiempo se redujo levemente de 3,23 a 3,10 horas diarias. Esa situación se ha visto agravada por la creciente demanda de cuidados provocada por la enfermedad, las medidas de confinamiento, el cierre de las escuelas de forma presencial y reducción de los ingresos. Por ello, se han ido intensificando las desigualdades económicas y de género, en tanto han sido las mujeres más pobres quienes mayor carga de cuidados han soportado, lo cual a la vez limitó sus oportunidades de conseguir mayores ingresos.

Uruguay es el único país de la región que desarrolló una política pública integral para atender este problema. Fruto de un importante movimiento feminista y la receptividad de un gobierno dispuesto a reducir las desigualdades de género, en 2015  se creó el Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC).

Las políticas de cuidado en Uruguay se encuentran en proceso de construcción. Hasta ahora se han sentado las bases legales e institucionales, junto a una primera fase de medidas de implementación. Como aprendizajes en esta primera etapa, es relevante considerar que la política de cuidados fue parte de un proceso más amplio de reformas a partir del año 2005, principalmente en el sistema de salud, la seguridad social y el sistema tributario, que permitieron una política social más robusta. A su vez, el posicionamiento de la agenda de cuidados en la sociedad uruguaya y los actores políticos, es impensable sin la articulación virtuosa de actrices del movimiento feminista, la academia, el gobierno, la sociedad civil y la cooperación internacional, que desde una orientación feminista pusieron como centro de la política pública a los cuidados. “Quedan todavía temas pendientes, pero el avance es sin duda, de gran significado para la región”, expresan en el informe.