En los últimos meses, la Campaña Race to Zero, apoyada por la Convención Marco de Naciones Unidas frente al Cambio Climático (CMNUCC) e impulsada por los Champions de Alto Nivel, ha pasado por un proceso que agrega claridad al debate global sobre la transición hacia cero emisiones netas: la revisión de sus criterios.

La revisión de criterios ocurre anualmente y este año ha sido la más grande ya realizada. Se han convocado a más de 200 especialistas a través de ocho grupos de trabajo y consultas escritas. Juntos, han producido decenas de páginas de conocimiento para revisar los criterios que aplican a Race to Zero. Pero han hecho algo más profundo todavía – han aclarado el debate sobre qué necesitan hacer hoy las empresas, las ciudades, los inversores y las organizaciones de manera general para que en 2050 seamos una sociedad de cero emisiones netas.

Actualmente la Campaña reúne a 52 regiones, 1103 ciudades, 7126 empresas, 1103 instituciones de educación, 541 instituciones financieras, más de 3000 hospitales y 24 instituciones de otras categorías. Al reunir líderes en la transición climática a partir de criterios consensuados entre expertos, la Campaña Race to Zero: i) informa sobre lo que son criterios mínimos esperados de aquellos que legítimamente buscan alinear sus prácticas a la transición hacia cero emisiones netas; ii) destaca los líderes que cumplen con esos criterios – los faros de la transición climática; iii) contribuye a mover la frontera del conocimiento y de la acción hacia una sociedad cero en emisiones. En definitiva, la Campaña Race to Zero ayuda a discernir entre buenos y malos compromisos de reducción de emisiones que proliferan globalmente.

“En menos de 30 años, debiéramos vivir en una sociedad que absorbe todos gases de efecto invernadero que emite a la atmósfera. A eso llamamos llegar a un estado de Emisiones Cero Netas. Esta meta está en el Acuerdo de París y es informada por la ciencia, pero no es para nada sencilla de alcanzar. Las complejidades empiezan desde el momento en que una organización, empresa o ciudad decide hacer su parte y establece una meta propiamente dicha. Muchísimos lo hacen. ¿Pero, cómo saber si un compromiso es realmente legítimo? ¿Cuánto hay de greenwashing? Y, ¿Cómo saber si, mismo legítimo, está realmente a la altura de lo que necesita la sociedad?”, reflexiona Paula Ellinger da Fonseca, directora de Acción Climática en Fundación Avina.

Los nuevos criterios destacan los siguientes mensajes:

  • Al definir una meta de reducción de emisiones, todos los alcances (scopes) deben ser incorporados.
  • Cualquier meta de cero emisiones netas debe reconocer que la transición implica abandonar los combustibles fósiles.
  • Es fundamental incorporar a los compromisos el posicionamiento político y alinear actividades de advocacy a la meta de cero emisiones netas.
  • Planes de transición deben ser definidos y publicados.

Entre las prácticas de liderazgo, se destacan:

  • Proteger la biodiversidad y reducir la deforestación.
  • Contribuir a la reducción de emisiones más allá de su cadena de valor y/o territorio.
  • Fortalecer las capacidades de comunidades y actores relevantes para acelerar sus acciones de mitigación