Las comunidades indígenas del río Tapajós viven bajo fuertes presiones, rodeadas por la expansión de la minería ilegal. Entre los residuos que avanzan por los ríos, viven niños, mujeres, jóvenes y ancianos que dependen del agua fangosa del río y de los peces para sobrevivir. La calidad del agua consumida pone en alerta la salud de las poblaciones, que buscan alternativas.

Para mitigar los impactos de la explotación del oro, el Proyecto Salud y Alegría (PSA), desde el año 2019, viene ampliando sus actividades de acceso al agua, al saneamiento y a la energía renovable a los Territorios Indígenas Munduruku, en la zona media del Tapajós en el municipio de Itaituba y en la zona alta del Tapajós en el municipio de Jacareacanga.

En la zona media Tapajós, el PSA ya ha implantado sistemas de abastecimiento de agua en ocho comunidades a través del Proyecto Cisternas, llegando a un total de 128 familias (577 personas). Allí, también se hicieron intervenciones de saneamiento (inodoros y pozo seco) y recogida de agua de lluvia. Tres de estos pueblos recibieron energía solar para el bombeo de agua a través de un proyecto con la Fundación MOTT. El acceso a la energía renovable también benefició a un laboratorio de análisis clínicos, equipado por el PSA, en la aldea de Karapanatuba, municipio de Jacareacanga.

Los proyectos ejecutados por el PSA son en colaboración con el Distrito Especial de Salud Indígena, que atiende a una población de 13.798 personas, 10.629 pertenecientes a la etnia Munduruku y 3.169 a la etnia Kayapó. Además, el PSA busca vínculos con representantes de las asociaciones de base Pariri, Wakoburun y la Federación de Pueblos Indígenas de Pará (FEPIPA).