Chile ha despertado el 5 de septiembre con un triunfo abrumador del Rechazo a la propuesta constitucional presentada por una Convención elegida y mandatada para ello. Según Rodrigo Jordán, cofundador del movimiento de Independientes No Neutrales, en un primer análisis, tres elementos tuvieron peso en el resultado: el proceso, el texto final y la situación económica.

“La ciudadanía rechazó tres cosas: primero, el proceso de la Convención. La gran mayoría de independientes en la Convención daban cuenta de un cansancio de la política tradicional, pero en muchas oportunidades, se comportaron igual. En segundo lugar, el propio documento: hay una sensación de que no se hace completamente cargo de los problemas de la gente, que son salud, educación, vivienda, trabajo. De modo que el documento no dejó extremadamente contenta a buena parte de la ciudadanía. Y, en tercer lugar, algo que no tiene que ver directamente con la Constitución, pero sí con el gobierno y con el clima político, y es que, en medio de las discusiones en torno a la Constitución, no se están atendiendo los problemas que afectan cotidianamente a las personas”.

Según Leonardo Moreno, director programático de Fundación Avina, el proceso de la Convención estuvo marcado desde el inicio por las mismas prácticas que la ciudadanía rechaza en el quehacer de los partidos políticos, particularmente en el Congreso Nacional. “Todo ello hizo que el trabajo de la Convención fuera desencantando poco a poco a la sociedad y obtuviera un nivel de desaprobación ciudadana superior al 60% desde finales del 2021. De modo que el texto constitucional tuvo que cargar con un proceso muy deficiente”.

Ante la pregunta de si Chile ha renunciado a hacer los cambios que hasta hace poco se veían tan necesarios, Moreno responde que no. “El rechazo mayoritario es más bien el reflejo de una sociedad que vota con entusiasmo a favor de los cambios, pero que no está matriculada en el viejo clivaje de izquierda y derecha, es pluriclasista y está dispuesta a quitar el apoyo a los representantes si no están a la altura de sus expectativas. Por eso son hoy los dirigentes del Rechazo los que están en la mira: deben cumplir con la promesa de campaña de continuar cuanto antes con el proceso constituyente”.

Tras el resultado, el curso del proceso está en manos del Congreso y de los representantes del Rechazo. En este contexto, las organizaciones de la sociedad civil tienen el desafío de trabajar para abrir espacios de diálogo y de participación social. El resultado del domingo presenta una nueva oportunidad para abrir y fortalecer estos espacios para que la sociedad civil tenga incidencia y en especial los grupos históricamente vulnerados.