El número de personas estimado que se enfrentan a niveles de inseguridad alimentaria de moderados a graves en el Caribe anglófono ha aumentado en un alarmante 46% en los últimos seis meses. Casi 4,1 millones de personas, o el 57% de la población, se enfrentan ahora a la inseguridad alimentaria, según una encuesta reciente realizada por la Comunidad del Caribe (CARICOM) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP) de las Naciones Unidas.

Casi el 6% de los habitantes del Caribe anglófono declaró haber pasado un día entero sin comer en la semana anterior a la encuesta, lo que supone un aumento del 1% desde febrero de 2022. Otro 36% de los encuestados se saltó comidas o comió menos de lo habitual, y el 32% comió menos alimentos preferidos en la semana anterior a la encuesta. En febrero estas cifras se situaban en el 30 y el 25%, respectivamente.

“Estamos observando tendencias preocupantes en la región, con personas que venden sus activos y utilizan sus ahorros para satisfacer las necesidades básicas. Esto era algo inédito en la región”, dijo Regis Chapman, Representante y Director de la Oficina Multipaís del WFP en el Caribe. “Estas estrategias negativas para hacer frente a la situación son insostenibles, y tememos que estas medidas a corto plazo conduzcan a un nuevo aumento del número de personas que no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias diarias”.

La región del Caribe sigue viéndose afectada por factores externos que amenazan los medios de subsistencia y la capacidad de las personas para satisfacer sus necesidades básicas. De media, la inflación de los alimentos en el Caribe de habla inglesa y holandesa ha aumentado un 10,2% en 20 países hasta marzo de 2022. Los altos precios de la energía están agravando la crisis de los precios de los alimentos. El 97% de las personas encuestadas informaron que los precios de los alimentos eran más altos, en comparación con el 59% en abril de 2020.

La CARICOM, el WFP y otros socios siguen colaborando para aumentar la resiliencia de la población ante las crisis mediante una gestión de las catástrofes, una protección social y unos sistemas alimentarios más eficaces, sostenibles y con capacidad de respuesta para satisfacer las necesidades de los más afectados por las crisis. Los programas de protección social y otras ayudas gubernamentales se han ampliado en todo el Caribe, ayudando a compensar los impactos de la crisis. Las inversiones en agricultura tienen como objetivo reducir la dependencia de las importaciones.