En el Triángulo de Telembí, al sur del departamento de Nariño, en Colombia, hay familias que se separan durante meses por el conflicto armado. Solo en septiembre de 2022, se estimaron 1.717 personas desplazadas y alrededor de 9.000 confinadas.
Alexandra Barón es profesional de Médicos Sin Fronteras y trabaja en esa zona con proyectos de atención a emergencias y con estrategias de salud comunitaria. Ella conoce de cerca las emociones que atraviesan las comunidades rurales que viven en medio del conflicto. Siente que puede retribuir a su comunidad y aliviar el sufrimiento.
En 2019, Alexandra trabajaba en un hospital de Tumaco con el que Médicos Sin Fronteras tenía un convenio. Ella se fue acercando a la organización y conoció el proyecto de atención a víctimas de violencia sexual que se estaba implementando. Justo en ese entonces, se abrió una convocatoria para el área de salud mental y ella fue seleccionada. Su hoja de vida incluye un pregrado en psicología de la Universidad de Nariño y una maestría en psicología de la salud de la Universidad Javeriana de Cali, como becaria de la gobernación de Nariño.
“Muchas personas tienen miedo de expresarse por alguna represalia por parte de los grupos armados, viven con ese temor de enfrentamientos repentinos, también. Suele haber mucha tensión entonces lo que hacemos es explicar los principios de MSF y esto les hace sentir un poco más tranquilos. Para muchas personas es la primera vez que escuchan hablar de salud mental y tener acceso a una consulta por psicología, por lo que inicialmente se nota mucha resistencia acceder al servicio; sin embargo, una vez se les realiza la psicoeducación en salud mental, la demanda de pacientes incrementa significativamente. Para mí es muy satisfactorio ver lo agradecidas que quedan las comunidades con la atención que brindamos. También aprendemos mucho de las comunidades porque son muy alegres y resilientes, tienen sus herramientas y han salido adelante”, dice Barón.
Como en otros países, en Colombia existe un estigma alrededor de la salud mental. De hecho, de acuerdo con el Ministerio de Salud, la depresión es la segunda causa de carga de enfermedad después de la enfermedad cardiovascular. Muchas personas en zonas de conflicto no buscan ayuda por temor a ser estigmatizadas y hay familias enteras que ocultan la enfermedad de algún miembro de su familia por vergüenza, lo cual aumenta el nivel de sufrimiento.