La tasa de empleo muestra una recuperación en algunos países de América Latina y el Caribe, aunque en la mayoría aún se mantiene por debajo de los niveles previos a la pandemia de COVID-19. En una nueva encuesta del Banco Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se observa una caída en la calidad de los empleos disponibles, así como una disminución en el número de horas semanales de trabajo remunerado.
Para la región en su conjunto, la tasa de empleo se ubicó en alrededor del 62%, casi 11 puntos porcentuales por debajo del nivel previo a la pandemia. Solo en Guatemala, Nicaragua, y El Salvador la tasa de empleo supera ligeramente los niveles anteriores a la crisis.
En la región, el empleo formal cayó 5,3%, el trabajo independiente creció 5,7% y la proporción de trabajadores ocupados en negocios pequeños, de hasta 4 trabajadores, aumentó 8%, lo cual muestra un deterioro en la calidad del empleo disponible. Entre la población empleada se evidencia una disminución en las horas semanales de trabajo remunerado, de 43 a 37 a nivel regional.
Según los resultados, las mujeres se vieron especialmente afectadas por la crisis, ya que para ellas no sólo fue más fuerte el impacto inicial, sino que también la recuperación del mercado laboral fue más lenta. En especial, se han visto más afectadas las madres de niños de entre 0 y 5 años. De hecho, un año y medio después del inicio de la crisis la probabilidad de las mujeres de haber dejado de trabajar a raíz de la pandemia es dos veces más alta que la de los hombres. Además, esto ha estado acompañado de una mayor carga de tareas domésticas, incluyendo la supervisión de la educación remota de los niños, y una mayor incidencia de problemas de salud mental.
Los trabajadores (tanto hombres como mujeres) con menor nivel educativo se vieron más afectados por la pandemia. El 35% de aquellos con educación primaria o menos perdió su empleo en este período, mientras que para los empleados con educación secundaria la proporción llegó a 28%. Aproximadamente 19% de los individuos con nivel terciario o superior perdieron su empleo.
Según los datos recolectados, como consecuencia de los retrocesos en el mercado laboral poco más de la mitad de los hogares en la región no han logrado recuperar aún los ingresos familiares previos a la pandemia. Esto, a pesar de los esfuerzos realizados por los gobiernos a través de los programas de transferencias directas y otros beneficios implementados para ayudar a las familias. Cabe mencionar que aproximadamente 38% recibió transferencias de emergencia.
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