La biodiversidad se está perdiendo a un ritmo sin precedentes y la economía lineal extractiva, derrochadora y contaminante se reconoce cada vez más como una de las principales causas subyacentes de esta crisis. En la actualidad, más del 90% de la pérdida de biodiversidad se debe a la extracción y transformación de recursos naturales.

Para detener e invertir la pérdida de biodiversidad, hay que transformar radicalmente la forma en que se producen, utilizan y consumen los productos y los alimentos. Los esfuerzos de conservación y restauración por sí solos, por cruciales que sean, no serán suficientes.

La economía circular ofrece un marco para esa transformación. Si se eliminan los residuos y la contaminación, circulan los productos y materiales y se regenera la naturaleza, la biodiversidad puede prosperar. Aplicados conjuntamente, estos tres principios pueden ayudar a hacer frente a las causas profundas de la pérdida de biodiversidad, como se demuestra en el reciente informe de Fundación Ellen MacArthur: “El imperativo de la naturaleza: cómo la economía circular hace frente a la pérdida de biodiversidad”.

Los tres principios de la economía circular que pueden tener un impacto positivo en la biodiversidad son:

Eliminar los residuos y la contaminación: para reducir las amenazas a la biodiversidad. En una economía circular, impulsada por el diseño, los residuos y la contaminación se eliminan para reducir estas amenazas directas a la biodiversidad. Por ejemplo, eliminar los plásticos innecesarios y rediseñar los productos de plástico para que tengan valor después de su uso (para reutilizarlos, reciclarlos o compostarlos) significa que pueden circular en la economía en lugar de desperdiciarse y contaminar el medio ambiente.

Hacer circular los productos y materiales para dejar espacio a la biodiversidad. Cuando los productos y materiales circulan en la economía, se reduce la necesidad de producirlos a partir de materiales vírgenes. En la moda, por ejemplo, los modelos de negocio que mantienen la ropa de algodón en uso durante más tiempo, suponiendo que se desplaza la compra de ropa nueva, reducirán la cantidad de tierra necesaria para cultivar algodón. Esto deja más espacio para otros usos, incluida la conservación de espacios naturales.

Regenerar la naturaleza para que prospere la biodiversidad. La actividad económica puede y debe reconstruir activamente la biodiversidad. Por ejemplo, los enfoques agrícolas regenerativos, como la agroecología, la agrosilvicultura y el pastoreo gestionado, capturan carbono en el suelo y mejoran su salud, aumentan la biodiversidad en los ecosistemas circundantes y permiten que las tierras agrícolas sigan siendo productivas en lugar de degradarse con el tiempo, reduciendo así la presión para ampliarlas.

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