Los Negocios Alimentarios Regenerativos (NAR) están asociados a procesos productivos de generación de alimentos en los cuales la conservación, restauración y fortalecimiento de los ecosistemas y su capacidad de autorregulación son centrales a las actividades, propósitos y propuesta de valor del negocio. Por eso, en general, parten de una visión holística y ecocéntrica, donde se valora la naturaleza como base de todo. Sus actividades son sincronizadas con los ciclos naturales del sistema, pero siempre enraizadas en principios de justicia y equidad socioeconómica (género, racial y étnica), visionando la reducción de desigualdades, la seguridad y soberanía alimentaria, y valorando los saberes indígenas y tradicionales locales.
Con la intención de potenciar negocios con este enfoque -que incluye la perspectiva de género como elemento distintivo- se creó el Consorcio NAR, coordinado por Fundación Avina, con el apoyo de IDRC e integrado por distintas organizaciones como: CATIE, GRADE, SVX México, Sistema B, NESsT, la red SEKN, la Universidad Rafael Landívar y WTT. De sus tres ejes de trabajo, el de inversión para incubación y aceleración de negocios está a cargo de la ONG internacional NESsT, que propuso las primeras seis organizaciones cooperativas para incubar, como una primera cohorte, tratándose de entidades de Brasil y Colombia. Próximamente se terminarán de seleccionar 4 entidades más.
¿Qué organizaciones fueron elegidas, a partir de criterios financieros, de impacto social y ambiental y de gobernanza, para fortalecer sistemas alimentarios inclusivos, resilientes y sostenibles?
En Colombia, Agrosolidaria fue seleccionada. Esta organización comercializa productos agrícolas y cosméticos elaborados a partir de plantas amazónicas cultivadas de forma sostenible. Está fundada por 12 asociaciones que representan a más de 250 familias campesinas.
Las otras cinco se ubican en Brasil. Por ejemplo, ASPROC apoya a las comunidades ribereñas para realizar productos biodiversos, como pescado pirarucu, harina de mandioca, caucho natural y açaí. La asociación ha mejorado los medios de vida de más de 786 familias ribereñas y ha conservado más de tres mil hectáreas de tierra en Amazonia.
La tercera organización seleccionada es ASSOAB. La misma adquiere castañas de Brasil crudas. Se involucran más de 350 familias recolectoras de la tierra indígena Itixi Mitari y de la reserva de desarrollo sostenible (RDS) Piagaçu-Purus y formalmente trabajan 65 personas, con un 40% de empleo femenino.
ASCAMPA está formada por 46 familias productoras, que representan 78 personas asociadas formalmente. 29 son mujeres (37%), de 11 comunidades, muchas de ellas con ascendencia indígena. La asociación reúne casi 10% de la producción total de guaraná en la región.
ATAIC apoya a los productores de camarón de agua dulce de la región, que incluye talleres de capacitación, educación ambiental y nuevas tecnologías para la pesca. De esta forma, los productores aumentarán su productividad en 50%. ATAIC ya recibió un premio en 2005 de la Fundação Banco do Brasil a la “mejor tecnología social” en la región norte de Brasil. Más recientemente, se destaca en la venta de murumuru a la industria cosmética.
Por último, COOAPRIME se dedica, en Pará, a la extracción de frutos nativos principalmente el açaí, respetando los conocimientos tradicionales de manejo forestal y la producción del fruto de manera orgánica, sostenible y biodiversa. El açaí es vendido sin procesar a intermediarios, industrias procesadoras y eventualmente a organismos gubernamentales para políticas públicas de nutrición saludable.
El consorcio, que ha mapeado en 2022 más de 180 casos de empresas regenerativas de distinto tipo en la Amazonía y el Corredor Seco Centroamericano, está abierto a conversar con organizaciones de la filantropía de impacto y del mundo de la inversión, para incrementar la incubación de empresas regenerativas.
Sobre NESsT: https://es.nesst.org/