El Fondo de Mujeres del Sur (FMS), en alianza con el Fondo Global de Mujeres (GFW, por sus siglas en inglés), impulsó un relevamiento de organizaciones de Argentina, Paraguay y Uruguay. El objetivo era conocer las formas organizativas, de liderazgos y de desarrollo de las colectivas feministas que trabajan dentro del emergente movimiento de trabajadoras por una economía feminista y solidaria.
Los resultados subregionales arrojan tendencias como: el movimiento se encuentra en crecimiento, en una fase caracterizada por su componente “popular”, y en la que aún restan formalizar planes y estrategias, sobre todo vinculadas a la obtención de recursos económicos. En las regiones rurales o semiurbanas, las necesidades de las organizaciones son muchas, pese a contar con un capital social fuerte que logra sortear los obstáculos.

Las organizaciones que forman parte del movimiento muestran claridad respecto a la visión e identidad del colectivo: se considera el aspecto más fuerte a nivel subregional. Al mismo tiempo, la protección y la seguridad de quienes trabajan día a día en las organizaciones se percibe como una variable débil dentro del movimiento.

La edad media de las personas que participaron fue de 41 años; siendo la más joven de 20 años y la mayor de 74 años. Este rasgo muestra la amplitud generacional del movimiento y la proyección a futuro. En cuanto al alcance, las encuestadas coincidieron en su mayoría que se perciben como parte de un movimiento de alcance local o provincial, más que nacional o internacional. La trayectoria de las encuestadas dentro del movimiento va desde los 8 hasta los 40 años.

Por otra parte, en términos de dinámicas de trabajo, el estudio muestra la prevalencia de liderazgos colectivos más que individuales; se resalta, también, la necesidad de trabajar en red con otros movimientos sociales del continente.

Además, se pudo observar el impacto que tuvo la pandemia por covid-19 al interior del movimiento. También se observaron desconfianzas a este tipo de estudios, sobre todo en Argentina, que atraviesa una crisis económica y social que debilita los tejidos comunitarios y donde las políticas estatales para hacer frente a ello suelen requerir también de la provisión de información, en el marco de procesos largos y desgastantes. En Paraguay y Uruguay, el estudio fue recibido con gran aceptación por la posibilidad que podría significar a futuro para planificar acciones y como una oportunidad para pensarse como parte del movimiento.

En total, fueron entrevistadas 217 participantes de colectivas, organizaciones y comunidades barriales. El 93 % de ellas consideran que están trazando un nuevo escenario en la región, el del movimiento de trabajadoras por una economía feminista y solidaria.

Leer la versión digital: Aproximaciones al territorio. Movimiento de trabajadoras por una economía feminista y solidaria.