En México, hay 2.5 millones de personas trabajadoras agrícolas, de las cuales el 13% son mujeres. Solo tres de cada 10 de ellas reciben pago por el trabajo que realizan. Un informe de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas señala que las mujeres indígenas trabajadoras agrícolas son las asalariadas más explotadas y desprotegidas en esta industria.

Las mujeres trabajadoras agrícolas migrantes suelen señalar como un problema las situaciones de discriminación, acoso y vulnerabilidad que sufren en sus actividades cotidianas. El proyecto PERIPLO busca generar espacios de reflexión sobre estos problemas y atenderlos dentro del espacio de trabajo y en las comunidades trabajadoras migrantes.

Periplo es un proyecto colaborativo que tiene el objetivo de contribuir a la creación de un sistema de migración laboral más equitativo en las cadenas de suministro de la industria agrícola en México y entre México y Estados Unidos, para proteger los derechos humanos de las y los trabajadores agrícolas migrantes. A través del proyecto se busca impulsar procesos de debida diligencia en derechos humanos para mejorar prácticas de contratación equitativa de personas trabajadoras migrantes.

“Las mujeres se emplean en los campos en condiciones precarias. Ellas enfrentan obstáculos para ampliar su participación, amplificar sus voces y hacerse escuchar por sus empleadores”, expresa Agnieszka Raczynska, referente de Proyecto Periplo.

Elizabeth es trabajadora agrícola de Guerrero en Sinaloa y en un webinar, realizado el 6 de marzo, pidió a las empresas: “Para mejorar la calidad de vida de las personas trabajadoras agrícolas se necesita que exista la igualdad y el respeto. A veces vemos mucha desigualdad aquí y eso nos afecta a nosotras. Es importante mejorar las viviendas, que nos dan para vivir y las guarderías, ya que tenemos niños con nosotras”.

Escucha el webinar completo aca.