La Constitución de un país es el principal proyecto colectivo de una sociedad. Es por eso que esa sociedad tiene que tener una Constitución que se le parezca. Que se parezca a sus diversidades, a sus anhelos, a su inteligencia colectiva y que proyecte un modelo de sociedad para los hijos y nietos todavía no engendrados. Parecerse desde la paridad de derechos y desde la igualdad de acceso a oportunidades. Y semejante proyecto no se construye desde un suceso, sino desde un proceso donde lo que parecen idas y vueltas son en realidad aprendizajes y avances. Esta nueva etapa del proceso constituyente iniciada en el plebiscito de salida que rechazó la propuesta constitucional elaborada por la Convención, parte de antecedentes generados por una sociedad civil convertida en una multitudinaria asamblea ciudadana, que primero se manifestó desde protestas masivas, luego votando la habilitación de la reforma, a los candidatos a convencionales y posteriormente no dando aprobación a la nueva Constitución. Este ejercicio cívico del pueblo chileno genera aprendizajes que tienen que ser atendidos en esta nueva etapa, porque queda claro que no existirá futura carta magna que pueda ser aprobada si no interpreta los mandatos del pueblo por sobre los intereses –por más loables que sean– de sus dirigentes.
Antonia Garcés Sotomayor es referente en Fundación Avina y participó de un proceso de sistematización del proceso chileno. Respecto a los aprendizajes señala: “El primero da cuenta de cómo el estallido social vivido en Chile en el año 2019 logró canalizarse en un proceso constitucional. Esa idea es central, pues logramos pasar de un momento de suma acumulación de malestar, rabia y descontento social a contar con un espacio institucional con participación de distintos sectores de la sociedad que abrió un camino de transformación que generó altas expectativas en la sociedad. Ahora, otro aprendizaje íntimamente unido al anterior, es que el contacto y la cercanía con la ciudadanía debe ser constante. A medida que el proceso fue avanzando se generó un distanciamiento de las y los convencionales que sobre todo en la segunda parte del proceso pareciera no les permitió escuchar la conversación social que se estaba dando a su alrededor. Y a ello, ya como guinda de la torta, se le sumaron las formas. Un proceso como éste no puede dejar al azar las formas de hacer y que sí, son probablemente las formas de ser de la política, con discusiones y tensiones, pero que en este caso terminó por tomarse la agenda comunicacional, jugando un flaco favor a un proceso que era muy esperado por distintos sectores de la sociedad chilena”.
Garcés Sotomayor destaca del proceso que facilitó espacios de formación ciudadana que no habían tenido lugar en Chile en el último tiempo. “Querámoslo o no hoy la mayoría de la población que habita Chile sabe lo que es y para qué sirve una Constitución. La conversación social en Chile giró y hasta los matinales que son programas que se transmiten durante toda la mañana en televisión abierta hablaron de política durante meses. Esto es central para el proceso que viene, el cual, si bien muestra cierta desafección, parte de una base muy distinta al anterior y esa base toca saber aprovecharla para poder re-encantar a la ciudadanía e involucrarla en este nuevo proceso”, dice la referente de Fundación Avina. “Querámoslo o no hoy la mayoría de la población que habita Chile sabe lo que es y para qué sirve una Constitución. La conversación social en Chile giró y hasta los matinales que son programas que se transmiten durante toda la mañana en televisión abierta hablaron de política durante meses. Esto es central para el proceso que viene, el cual, si bien muestra cierta desafección, parte de una base muy distinta al anterior y esa base toca saber aprovecharla para poder re-encantar a la ciudadanía e involucrarla en este nuevo proceso”, dice la referente de Fundación Avina.
¿Cuál es el proceso que comienza a partir de ahora? Actualmente hay dos organismos del nuevo proceso constitucional funcionando. El primero de ellos es el Comité de Expertos y Expertas que ya comenzó a sesionar. Éste se compone por 24 personas que fueron elegidas por los partidos políticos que tienen representación en el Congreso Nacional y estará encargado de escribir un anteproyecto que luego será presentado al Consejo Constitucional que comenzará a sesionar en junio y que será elegido por la ciudadanía. El segundo órgano que también comenzó a trabajar es el Comité Técnico de Admisibilidad que estará a cargo de resolver los requerimientos que pudiesen ir en contra de las 12 bases o principios constitucionales sobre los que deberá estar sentada nuestra nueva Constitución. En paralelo ya comenzó a trabajar la Secretaría de Participación Ciudadana, que tiene a su responsabilidad llevar a cabo todos los mecanismos de participación que incluye este nuevo proceso. “Serán varios órganos los que estarán trabajando durante este año, para que ya el día 17 de diciembre podamos decidir si estamos a favor o en contra de la nueva propuesta constitucional”, expresa Garcés Sotomayor.
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