El aumento de la representación de las mujeres en el sector energético es una deuda que todavía está pendiente en América Latina y el Caribe. Un informe realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Asociación de Mujeres en Energías Sustentables (AMES) arrojó un diagnóstico de la situación del sector en Argentina. El 70% de las encuestadas cree que existen barreras que les impiden participar en el sector de generación eléctrica.

Entre los datos más significativos se encuentra que la participación de mujeres en empresas del sector representa menos del 20%. El porcentaje varía de acuerdo al tamaño de la empresa y al tipo de tecnología. Cerca del 30% de las personas empleadas en centrales eólicas son mujeres, seguido por centrales solares (21,6%) y pequeños aprovechamientos hidroeléctricos (16,7%). El porcentaje disminuye en los subsectores más tradicionales como las centrales hidroeléctricas y térmicas.

Las mujeres deben enfrentarse a varias barreras de acceso, que comienzan desde la etapa de formación. “Cuando decidí estudiar Ingeniería me preocupé porque también estaba en mis planes formar una familia”, cuenta Julia Carruthers, ingeniera industrial. Mientras estudiaba, con 23 años, ella se convirtió en madre. Recuerda que recibió discriminación de algunos docentes. Si bien logró su objetivo y hoy se desempeña como consultora de Energy Markets Intelligence en GME Global,  ella considera que es necesario promover políticas que contribuyan a equilibrar la balanza entre tareas de cuidado y el trabajo formal.

El BID sugiere algunas estrategias para promover la igualdad de género en el sector:

  1. Desarrollar una estrategia nacional para promover la igualdad de género y diversidad en el sector.
  2. Promover acciones para que niñas, mujeres jóvenes y otras identidades se interesen en ciencia y matemática, para romper con los sesgos de género.
  3. Visibilizar historias de mujeres exitosas en el sector y realizar mentorías y cursos de liderazgos para mujeres.
  4. Promover la distribución equitativa de las tareas de cuidado no remunerado, a través de licencias posnatales igualitarias; permisos de ausencia por tareas de cuidado; y horarios flexibles y compatibles con las exigencias de la vida familiar.

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