Los directores ejecutivos mejor pagados de cuatro países percibieron una subida salarial del 9 % en 2022, mientras que los salarios de las y los trabajadores cayeron un 3,19 % en el mismo período, revela un nuevo análisis de Oxfam. Las cifras, ajustadas por inflación, se basan en los datos más recientes publicados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y organismos gubernamentales de estadística.

Mil millones de trabajadoras y trabajadores de 50 países han sufrido un recorte salarial medio de 685 dólares en 2022 –una pérdida conjunta de 746 000 millones de dólares en salarios reales–, en comparación con lo que habrían ganado si los salarios se hubieran mantenido al ritmo de la inflación.

Todos los meses, mujeres y niñas dedican al menos 380 000 millones de horas al trabajo de cuidados no remunerado. Muchas trabajadoras se ven obligadas a menudo a reducir sus jornadas o abandonar su trabajo remunerado, precisamente debido a la cantidad de horas que deben dedicar al trabajo de cuidados. Además, continúan enfrentándose a la discriminación por razones de género y al acoso, todo ello sumado a la diferencia salarial con hombres que realizan trabajos del mismo valor.

“Mientras los ejecutivos nos dicen que necesitamos mantener los salarios bajos, ellos mismos y sus accionistas se están embolsando cantidades desorbitadas. La mayoría de las personas trabajan más tiempo por menos dinero, y no pueden hacer frente al aumento del coste de la vida. Años de austeridad y ataques a los sindicatos han ensanchado la brecha entre los más ricos y el resto de la población. En un día en el que deberíamos celebrar a la clase trabajadora, esta flagrante desigualdad resulta a la vez alarmante y, tristemente, nada sorprendente”, dice Amitabh Behar, director ejecutivo interino de Oxfam Internacional.

“El único aumento que han notado los trabajadores ha sido el del trabajo de cuidados no remunerado, con las mujeres asumiendo esta responsabilidad”, afirma Behar.  “Es un trabajo tremendamente duro y valioso, que se realiza gratis tanto en los hogares como en las comunidades.”

Los salarios reales de las y los trabajadores brasileños han disminuido un 6,9 % (lo que equivale a 15 días de trabajo sin remunerar) en 2022, mientras que, en Estados Unidos y Reino Unido, el recorte promedio en su salario real ha sido del 3,2 % (6,7 días de trabajo no remunerado) y del 2,5 % (5 días de trabajo no remunerado), respectivamente.

“Las y los trabajadores están cansados de ser el chivo expiatorio cada vez que hay una crisis. El pensamiento neoliberal culpa de la inflación a todo el mundo excepto a las grandes empresas que se están beneficiando de la misma”, señala Behar.

“Los Gobiernos deberían dejar de apoyarse solo en las subidas de tipos de interés y en la austeridad para aplacar la inflación. Sabemos que, con estas medidas, es la ciudadanía de a pie quien sale perjudicada, en especial las personas que viven en la pobreza. En su lugar, debería incrementarse la presión tributaria, especialmente sobre los que más ganan, elevando los tipos marginales máximos hasta por ejemplo el 75 % para el 1 % más rico, con el objetivo de desincentivar salarios estratosféricos. También se deben poner en marcha o ampliar los impuestos temporales a los beneficios excesivos de grandes empresas. Finalmente, es vital actualizar los salarios mínimos con la inflación, y que todas las personas puedan ejercer su derecho a la sindicación, la huelga y la negociación colectiva”, afirma Behar.