Para contribuir a erradicar los estereotipos negativos que pesan sobre las personas que se encuentran en contextos de encierro, la Red Creer lanza el decálogo “Buenas prácticas para informar con perspectiva de derechos humanos sobre personas privadas de la libertad”. El material reúne recomendaciones y ejemplos para una labor periodística que tenga una mirada amplia y respetuosa sobre el relevo de datos, la consulta de fuentes, la difusión de imágenes y la voz de quienes tengan o se investiga si tienen alguna vinculación con hechos policiales o judiciales.
Cuando una persona recupera la libertad y quiere buscar un empleo o desarrollar experiencias que le brinden oportunidades de crecimiento, es frecuente que encuentre en la sociedad prejuicios negativos que bloquean su desarrollo. Por el rol que los medios tienen en la deconstrucción de estos paradigmas negativos es que la Red Creer elaboró un decálogo con sugerencias para quienes comunican, como un paso más hacia una transformación cultural que contemple que, en la mayoría de los casos, quienes están o estuvieron en la cárcel atravesaron previamente situaciones en las que sus derechos fueron vulnerados.
Según el último estudio publicado por la Defensoría del Público de la Nación acerca de lo que es noticia en los canales de televisión, el área temática que tiene más presencia temporal en la pantalla chica es la vinculada con coberturas policiales o con la ‘inseguridad’. “Ya que son grandes productores de sentido, convocar a quienes trabajan en los medios de comunicación para consolidar una mirada más empática e inclusiva de la sociedad ayuda a garantizar los derechos de todas las personas, y en particular de quienes están o estuvieron privadas de su libertad”, consideró Florencia Sequeira, coordinadora de la Red Creer.
La Red es un espacio colaborativo y multiactoral conformado por más de 120 organizaciones sociales, públicas y privadas de todo el país que diseñan, implementan y evalúan iniciativas para generar inclusión sociolaboral de personas que están o estuvieron en contextos de encierro. “Consideramos fundamental visibilizar la escasez de oportunidades de desarrollo para las personas que están o estuvieron privadas de su libertad. Para ello, creemos que es clave involucrar a todos los actores de la sociedad en la construcción de nuevas y mejores soluciones de inclusión”, sostuvo Sequeira.
A partir de esa experiencia, que inició en 2018, el espacio elaboró un decálogo que reúne información de la población sobre la que se focalizan los proyectos, así como recomendaciones sobre la utilización de términos específicos, la realización de entrevistas con personas privadas de su libertad, la difusión de nombres e imágenes y la consulta de fuentes.
“Al entrevistar a una persona que está o estuvo detenida, manejar con respeto la consulta sobre datos que puedan generar incomodidad al enfocarse en situaciones que pudieron vulnerar sus derechos dentro o fuera del contexto de encierro”, recomienda, por ejemplo, el Decálogo. “Las historias de resiliencia o los proyectos de expresión, arte, formación o trabajo remunerado tras las rejas también son noticiables y tienen un impacto disruptivo”, convoca en otro de los puntos. Junto a cada una de las diez recomendaciones, el documento incluye un ejemplo donde esa sugerencia no se cumple y uno en el que sí, para observar que es posible transformar o profundizar la mirada hacia una perspectiva de derechos humanos.
Para descargar el Decálogo, hacer click aquí.