Pacaraima, una ciudad de 20.000 habitantes en el norte de Roraima, es el primer lugar de llegada de cientos de venezolanos que cruzan la frontera con Brasil a diario con la esperanza de encontrar mejores condiciones de vida y seguridad para ellos y sus familias. Se estima que cada día 500 personas hacen el viaje a través de caminos improvisados llamados “las trochas”, mientras que la oficina de migración de la pequeña ciudad fronteriza solo procesa 65 solicitudes de regularización migratoria diariamente.

“En contraste con su esperanza, la mayoría de las personas enfrentan una difícil realidad”, dice Michael Parker, coordinador de proyecto en Roraima de la Organización Médicos Sin Fronteras. Y agrega: “Las personas que llegan a través de «las trochas» usualmente sé que quedan en Pacaraima hasta que su estatus migratorio es aclarado, el cual es un proceso muy lento. El sistema de salud es precario y no hay infraestructuras suficientes para albergar a las personas migrantes”.

En noviembre, de acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) más de 3.000 personas se encontraban viviendo en situación de calle en Pacaraima, mientras esperan que su estatus migratorio sea aclarado, debido a la falta de albergues.

En respuesta a la falta de servicios de salud y acceso a la información, Médicos Sin Fronteras brinda servicios médicos primarios, de salud sexual y reproductiva, y salud mental, por medio de clínicas móviles en las ciudades de Pacaraima y Boa Vista, en donde se estima que otras 2.000 personas se encuentran sin acceso a albergues, de acuerdo a OIM. De enero a octubre de 2021, atendieron a 37.517 pacientes en todos sus servicios.