El 15 de octubre, los ecuatorianos volverán a las urnas para definir a su nuevo presidente en una segunda vuelta electoral. Los candidatos son Luisa González de Revolución Ciudadana, quien obtuvo el 33% de los votos en la primera vuelta, y Daniel Noboa de la alianza Acción Democrática Nacional, que llegó de manera sorpresiva con el apoyo del 23% del electorado.

Un informe de Directorio legislativo analiza el contexto de las elecciones: “Por el momento, Noboa parte con ventaja de cara al domingo, pero el margen de distancia se está estrechando y la definición final está enmarcada en un alto nivel de incertidumbre. Gane quien gane, el futuro presidente deberá articular con una Asamblea que se proyecta fragmentada para lo cual deberá construir acuerdos y consensos tendientes a mejorar los índices de gobernabilidad en una gestión acotada a 18 meses”.

​De acuerdo a las encuestas, Daniel Noboa ha mantenido siempre al menos una ventaja de casi 6 puntos por sobre Luisa González desde que ambos avanzaron a la segunda vuelta. Durante todo el mes de septiembre, las encuestas indicaron que el candidato de centro derecha lideraba con un 55,9% de intención de voto en comparación con el 44,1% de su contrincante. No obstante, tras el debate presidencial celebrado el 2 de octubre, se observó un cambio en la tendencia, con González recortando la distancia. En ese marco, la elección del domingo presenta un alto grado de incertidumbre respecto a su resultado final y la victoria podría depender de la decisión a último minuto de la ciudadanía en las urnas.

“Con los resultados obtenidos de las elecciones legislativas en agosto, el partido Revolución Ciudadana, que responde a Correa y a la candidata González, se posiciona como la primera minoría en la Asamblea Nacional con 48 legisladores de 137 bancas. Sin embargo, su posición ideológica y la figura de su líder, Rafael Correa, serán factores cruciales que influirán en la capacidad del partido para alcanzar consensos y forjar coaliciones. Respecto a Noboa, cuenta con 13 legisladores a su favor, por lo que deberá acordar con partidos tradicionales y nuevas coaliciones para avanzar en su propia agenda”, expresa el informe de la organización de la sociedad civil con sede en la Argentina y Estados Unidos, que trabaja hace más de diez años para fortalecer las instituciones democráticas en América Latina y el Caribe.