A finales de 2022, hubo avances importantes para la agenda global de Sistemas Alimentarios. El tema entró de forma directa en la última Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP27), a través de la lente de la crisis climática, y también en la Conferencia sobre Biodiversidad (COP15), realizada en Montreal. Esto es muy importante en términos de financiamiento ya que solo el 3% de la financiación climática se dirige hacia los sistemas alimentarios y los agricultores familiares, que producen la tercera parte de los alimentos que se consumen en el mundo. La relevancia del tema aumenta ante un escenario de tres mil millones de personas que tienen dificultades para acceder a una alimentación saludable.
La clave para combatir la pérdida de biodiversidad, garantizar la seguridad alimentaria de las sociedades y la inclusión de los agricultores y fortalecer los medios de adaptación a la crisis climática está en la forma en que producimos. En este sentido, los modelos de producción que evitan la deforestación o la conversión de ecosistemas naturales en entornos exclusivamente utilizados para el cultivo de alimentos y que promuevan la recuperación e implementación de saberes tradicionales en combinación con los avances de la ciencia y la tecnología son críticos para abordar muchos de los desafíos globales de nuestros tiempos.

Foto: Rede Ecovida
Caminos posibles para la transición agroecológica
Debido a su carácter holístico y su conformación desde la práctica, la ciencia y los movimientos sociales, la agroecología ofrece respuestas concretas a los desafíos de los sistemas alimentarios del futuro. A pesar de que Brasil es un país con una trayectoria significativa en prácticas agroecológicas, en los últimos años ha sufrido el desmantelamiento de políticas públicas en torno a la expansión de este campo. A este retroceso habría que sumarle la insuficiencia de políticas de ciencia, tecnología e innovación dirigidas a la agricultura familiar y especialmente a la transición agroecológica. El desarrollo científico-tecnológico está escasamente direccionado hacia el apoyo, la expansión y aceleración de la conversión hacia estos modelos de producción y organización social. Ante este panorama, surge la pregunta de cómo orientar los procesos de innovación para producir mejores resultados en nuestros sistemas alimentarios, para lo cual cabe considerar, en primer lugar, algunas reflexiones acerca del rol de la tecnología en relación con la actividad humana.
Según la teoría de las Transiciones Tecnológicas, desarrollada por el filósofo Frank W. Geels, una tecnología por sí sola no puede transformar la sociedad. Más bien, las nuevas tecnologías deben estar asociadas a las actividades humanas y a las estructuras y organizaciones para lograr que cumplan las funciones para las cuales fueron creadas. Teniendo en cuenta este marco, Geels construye un modelo para explicar las transiciones tecnológicas a partir de las interacciones que ocurren entre personas y entidades en tres niveles: nicho, régimen y paisaje.
El nicho corresponde al nivel micro, que es aquel que permite el desarrollo tecnológico a pequeña escala, que puede funcionar como espacio de ensayo de tecnologías emergentes y que, como tal, se encuentra relativamente aislado o protegido de las presiones directas del mercado. El paisaje es el nivel macro, con lo cual las tecnologías están directamente sometidas a las presiones externas como la globalización, la urbanización, los precios internacionales y las crisis económicas. El régimen es un nivel intermedio, en el cual aún hay resguardo de las presiones del mercado, pero hay un grado mayor de interacción con el contexto. En este abordaje, las innovaciones tecnológicas no necesariamente se originan en los sistemas industrializados o altamente complejizados, sino que muchas veces surgen en los nichos, que por incidir a pequeña escala y estar más libres de las presiones del mercado, también otorgan mayor espacio para la experimentación y el desarrollo de la innovación.

Semilleros de agroecología identificados por el estudio. Mapa construido a partir del análisis de los siguientes aspectos: producción orgánica agroecológica, número de establecimientos atendidos por servicios de Asistencia Técnica y Extensión Rural, establecimientos con Sistemas Agroforestales, producción extractivista vegetal, unidades de conservación de uso sustentable. Fuente: WTT, infografía interactiva disponible en el sitio web de la publicación Agroecologias do Brasil
La publicación “Agroecologias do Brasil: potenciais brasileiros para uma agricultura regenerativa a partir da transição para a agroecología”, elaborada por World-Transforming Technologies (WTT), toma la teoría de Geels como punto de partida para analizar los diversos nichos en Brasil en donde están ocurriendo innovaciones tecnológicas que pueden conducir a procesos de transición hacia la agroecología a nivel nacional. A partir de un mapeo en el que se identificaron 33 territorios que experimentan procesos de transición hacia la agroecología en Brasil, se identificaron las innovaciones que están teniendo lugar y las principales demandas sociotécnicas de agricultores, movimientos sociales y organizaciones de productores. Estos territorios, que corresponden a la escala de nicho en la teoría de Geels, son los llamados “semilleros de agroecología”.
A partir de la comprensión de que la agroecología debe ser observada en sus tres dimensiones (científica, práctica y social) y bajo la premisa de que las transformaciones innovadoras suceden en un camino que va desde los nichos hacia los niveles de régimen y paisaje, el estudio se apoya en una metodología propia para encontrar cuáles podrían ser los nichos que presentarían mayor potencial para generar una transformación de los sistemas agroalimentarios de Brasil.
Un análisis de los nichos
De los 33 semilleros identificados por el estudio, 10 se analizaron en profundidad, con miras a comprender sus dinámicas y abarcar la mayor diversidad posible en términos geográficos y en cuanto a las particularidades de las cadenas de valor de las distintas producciones. Estos territorios se caracterizaron a partir de sus aspectos socioambientales y económicos con el objetivo de resaltar los principales desafíos, así como las posibles áreas de desarrollo científico y tecnológico con alto potencial para su promoción. Y la conclusión, tras el análisis, es que los semilleros analizados constituyen incubadoras de innovación que, si recibieran incentivos y apoyo a sus movimientos sociales, podrían desarrollarse mucho más.

Agricultoras y Agricultores de Minas Gerais, Mato Grosso y Pará se reúnen y experimentan intercambios promovidos por las instituciones CAA/NM y FASE MT. Foto: O Centro de Agricultura Alternativa do Norte de Minas
En el primer conjunto de territorios, clasificados como agroecologías campesinas, los procesos de transición parten de agriculturas más inmersas en movimientos de modernización, de los que las organizaciones locales participan activamente. En ellos se produce principalmente uva, manzana y café, que son cultivos de alto costo de implantación y de gran demanda en cuanto a reposición de nutrientes del suelo. Por esto, requieren el desarrollo de tecnologías de sustitución de los fertilizantes solubles industriales por otras opciones desarrolladas local o regionalmente por estructuras colectivas en asociaciones o cooperativas. Esto es así porque en el ámbito de la agroecología, las soluciones contextualizadas a las realidades sociales y ecológicas de los territorios son imprescindibles para generar las innovaciones necesarias para alcanzar el impacto deseado. Esto se debe a que los conocimientos tradicionales y locales permiten hacer el mejor uso de los recursos disponibles en el territorio. En este sentido, las estructuras de investigación y de desarrollo deben dialogar a nivel local para sistematizar avances, recopilar evidencias y potenciar tanto los saberes tradicionales como los resultados de los hallazgos científicos.
El segundo conjunto de territorios, denominado de agroecologías intermedias — en el que las trayectorias de transición están a mitad de camino entre la agricultura campesina y la agricultura de base territorial — y el tercer conjunto de territorios — caracterizado por las estrategias de gestión de recursos naturales en bases territoriales — también presentan sus propias demandas sociotécnicas. Hay diversos desafíos de innovación, que van desde la necesidad de desarrollar equipos de bajo costo para aumentar el aprovechamiento integral de cultivos como la castaña, mejorar los sistemas de recolección y almacenamiento de agua en regiones semiáridas y optimizar el procesamiento y beneficio de la andiroba.
El análisis de las características, los desafíos y las oportunidades de estos territorios arrojó tres grandes claves:
- La diversidad de las soluciones sociotécnicas confirma que los desafíos de innovación deben ser contextualizados a partir de los territorios. Según el estudio, la producción vegetal genera el 60% del valor bruto de la producción en 7 de los 10 territorios analizados. Entre estos, los cultivos permanentes, que son aquellos que perduran durante varios ciclos de siembra, son los que más contribuyen a la generación de riqueza en los territorios, seguidos por los cultivos temporales y, en última instancia, el extractivismo. Pero, además, dentro de este esquema, existe una diversidad de situaciones que dan lugar a distintas soluciones sociotécnicas. De manera que la innovación se debe desarrollar en un contexto territorial, acorde a sus realidades y necesidades particulares.
- La productividad del trabajo en el sector agrícola contempla diversos grados de uso de la tecnología. El trabajo determina la necesidad de adoptar o desarrollar una tecnología definida. En la agricultura campesina, es el factor central para los agricultores a la hora de tomar decisiones, ya sea según una necesidad de aumentar la productividad o facilitar la labor. Los territorios analizados en el estudio muestran una gran disparidad en cuanto al desarrollo tecnológico orientado a la agricultura. Esto puede significar que lotes pequeños están generando un alto valor económico, o que, por el contrario, hay una situación de acceso restringido a la tierra o a la tecnología. Sea como fuere, cada situación requiere de un análisis propio y en profundidad para comprender los desafíos de cada territorio y generar las respuestas necesarias.
- Los distintos tipos de gastos indican el grado de adhesión de un territorio al paquete tecnológico desarrollado en la Revolución Verde. Un examen de los gastos en cada tipo de territorio muestra el tipo de agricultura que allí se realiza. Los territorios que presentan mayores porcentajes de gastos destinados a fertilizantes, pesticidas y semillas, entre otros, tienden a ser más dependientes de insumos externos. Esto, a su vez, indica que en estos territorios predomina el modelo de la Revolución Verde (basado en cultivos de alto rendimiento y en la adopción de insumos químicos de origen industrial). Por otro lado, en los territorios en los que prevalece la agricultura familiar, gran parte de los gastos se orienta a la adquisición de fertilizantes, ya que este tipo de agricultura tiende a extraer muchos recursos del suelo que deben reponerse. Por esto, para realizar una transición agroecológica, el análisis de los gastos es de enorme utilidad a la hora de generar caminos alternativos que permitan reorientarlos hacia, por ejemplo, insumos producidos localmente, bioinsumos, o bien para cubrir otras necesidades que faciliten el proceso de transición.
La publicación recorre el país de norte a sur, presentando al lector las especificidades de cada territorio, mostrando las redes y organizaciones clave, las cadenas de valor y productos y los respectivos desafíos de innovación. En todo el recorrido, la temática de la presión agraria, los conflictos en el campo y los enfrentamientos con los grandes proyectos agroindustriales y mineros son recurrentes. Debido a esto, los mecanismos de identificación y monitoreo de estos territorios y de las áreas de uso asociadas a las estrategias de reproducción social y económica son de gran importancia.
Autor/as: Gastón Kremer, Lara Ramos y Yanina Paula Nemirovsky
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